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Músicos augustos.- 08/01/2002.

Théâtre L´Entresort- Chalon en Champagne- France.
Antoine Bréard- Coulisses.

En un espectáculo basado en la superposición de sketches, la compañía Los Excéntricos combina un gran abanico de estilos. En él, la música, los juegos malabares y la comedia se combinan a la perfección. Los payasos de la Compañía Los Excéntricos pertenecen a una especie en peligro de extinción. Gracias a su técnica, su creatividad y, en una palabra, a su excentricidad, consiguen llevar los números de toda la vida a niveles nunca imaginados, inyectándoles una modernidad que a menudo se echa de menos en las grandes personalidades del pasado. Sin limitarse a un registro demasiado clásico, consiguen arrancar las carcajadas del público mezclando con eficacia avances tecnológicos y escandalosos manotazos Marceline, Sylvestre y Zaza: tres bufones que no se quedan a medias tintas. Y es que, como suele decirse, "sudan la camiseta", saben sacar el mejor partido de los recursos de un género a veces despreciado, por no hablar de su increíble dinamismo. Música Maestro es un espectáculo de payasos, de payasos muy pero que muy buenos. Aquí no hay risas falsas que valgan: da gusto entrar en un mundo absurdo en el que la carcajada siempre se lleva el gato al agua. Las situaciones son extrañas e incongruentes, y cada personaje adopta un registro propio para conseguir ganarse el público. Mientras que el humor de Zaza se basa en la repetición, el de Sylvestre, más agudo, se arma hasta los dientes de palabras para tomarle el pelo tanto a los espectadores como a sus compañeros. Marceline, a su vez, se decanta por bromas más sutiles, sobre todo cuando se trata de sus vestimentas, que son enormemente variadas. La intensidad de la interpretación nos muestra unos personajes tiernos, poéticos, y a veces incluso terroríficos... los límites de Zaza son, sin duda, los más difíciles de prever. Así, el humor no lo es todo, y el collage de números esconde pepitas de oro artísticas que hacen que valga la pena el desplazamiento. Los fragmentos interpretados poseen una calidad excepcional, y la versión de la Vie en Rose de Piaf con sierra musical es, cuanto menos, entusiasmante. Las estrategias empleadas para rejuvenecer algunos números hacen verdaderas maravillas, y uno se queda mudo ante el extraordinario dominio técnico de la formación. Estos últimos años de gira por todo el mundo (Japón, Canadá, Europa) han dado al espectáculo (y, con más razón si cabe, a la propia formación) una pátina de confianza que da mucho brillo y se enfrenta al tiempo sin ninguna prisa. Y, si poco después de su partida nos encontramos echando de menos a nuestros tres agitadores, siempre nos quedará la esperanza de volver a verlos con otras creaciones y en otros lugares.
Antoine Bréard/Coulisses

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Fotos: Sonia Balcells, Gabriel Tizón, Silvia Mazzotta, Marcantonio